Hoy a la noche Alberto salió a decir en conferencia de prensa que quedarán suspendidas las clases en todos los niveles educativos a partir de mañana, 16 de marzo, hasta el 31 de marzo.
Durante toda la tarde los medios de desinformación nos anoticiaron de cómo el guardia de seguridad de un edificio en Vicente Lopez, le impidió la salida a un hombre que había regresado de los EE.UU. y éste le propició una golpiza, la que vimos en un video que registraron las cámaras de seguridad.
En otro video, de alguna ciudad de España, nos mostraron cómo oficiales de la policía detenían a un hombre por caminar por la calle. Le pedían sus papeles de identificación y a los gritos le decían: "Usted tiene que estar en su casa, usted no tiene que estar en la calle, vayase a su casa, esta muriendo gente, señor." Algo así, le decían.
En mi barrio, las chicas nos reunimos a merendar. Que mate sí, que mate no, que sino "traigansé tazas que solo hay dos". Cuando llegué las saludé con el codo y me devolvieron, entre risas y sorpresa, el saludo codo a codo. Tengo tos y soy alérgica (estuve con broncoespasmo todo el verano y continúa). "Me cuido a mi y las cuido a ustedes" les dije. Se reían. Las otras que fueron llegando, me saludaron codo con codo a mi, pero a las demás con besos, como dando a entender que era una exagerada, o que no estaba bien de la cabeza. Claro, todo en chiste, pero sea como sea, el mensaje que yo recibí fue ese.
Me quedé pensando en esa situación.
Eso, digo, que sabemos que hay un virus, que podemos tenerlo sin presentar síntomas, pero que elegimos seguir dándonos besos y tomando mates. Bueno, ellas eligen, yo tomé té.
En fin, pensaba en la transmisión de virus graves. Pensaba en el virus de la inmunodeficiencia humana. Pensaba en cuantas veces estuvimos frente al momento del coito y por alguna razón, sabiendo que existe el virus, sabiendo que no necesariamente presenta síntomas, sabiendo todo, igualmente elegimos no usar preservativo.
Yo tampoco tomaba en serio la transmisión de los virus, y aunque por lo general trataba de cuidarme con preservativo, algunas veces no lo hacía, pero sólo llegaba a la incertidumbre de un posible embarazo. Hasta que me transmitieron el virus del papiloma humano. Me salieron decenas de verrugas, alrededor de mi vagina, alrededor de mi ano. Y me picaban, y me dolía, y mi médico me dejó toda esa zona en carne viva porque eligió quemarme las verrugas con un ácido, que por mala suerte estaba en mal estado. Y lloré de tanto dolor, como si sintiera que todo eso era un castigo y me lo merecía. Por no usar preservativo, por ser tan puta, tan libre. Dos meses tardó en cicatrizar.
Por no usar preservativo.
Por elegir reirme del peligro. Que está lejos, hasta que un día esta tan adentro que ya es tarde.
Ese día entendí la estupidez humana.
Hoy entendí que cuando de la transmisión de un virus se trata, parece que son muchas las personas que no tienen empatía con ellas mismas. No digo somos porque lamentablemente a partir de haber sufrido tanto, la entendí.
Hoy me quiero mucho más.
Hoy entendí que cuando de la transmisión de un virus se trata, parece que son muchas las personas que no tienen empatía con ellas mismas. No digo somos porque lamentablemente a partir de haber sufrido tanto, la entendí.
Hoy me quiero mucho más.
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